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Neurodidáctica o motivos para no perderse ni una sola clase.

  • ecruz2017
  • 31 oct 2017
  • 2 Min. de lectura

La vida es una tómbola y cuando menos te lo esperas te toca trabajar en martes y en la otra punta del país y como consecuencia te pierdes la clase de innovación y TIC'S aplicadas a la enseñanza.


Parece que una sesión no da para mucho, pero nada más lejos de la realidad, al ponerme a realizar esta actividad he sido todavía más consciente de la importancia de nuestras clases. Por suerte, las redes sociales me han permitido ponerme en contacto con mis compañeros y compañeras, los cuales han arrojado un poco de luz sobre mi camino.


Según me han explicado, en esta tercera jornada han (o hemos, porque aunque sea fuera del aula, yo también lo estoy haciendo) trabajado sobre el concepto de neurodidáctica, realizando una actividad por parejas que consistía en crear un mapa mental ayudándose de la herramienta Popplet.

Contra todo pronóstico, esta disciplina que hoy nos ocupa lugar (la neurodidáctica), rompe con la manera de enseñanza más tradicional que tiende a la apropiación de los contenidos. La neuroeducación aboga por un aprendizaje basado en las emociones, ya que se ha demostrado que las emociones positivas ayudan a la memoria y hacen más fácil el aprendizaje.


Cada uno de nuestros cerebros es diferente, por ello es importante adaptarse a todos los alumnos y alumnas y tener en cuenta esta diversidad de manera que podamos cubrir sus distintas necesidades. Nuestra masa cerebral además, es tremendamente plástica e irá transformándose a lo largo de nuestras vidas, una razón más para no dejar de lado su "entrenamiento" y buscar la continua motivación del alumnado para garantizar el aprendizaje más óptimo.


Para explicar esta variedad de cerebros, la profesora realizó una interesante actividad. Al comienzo de la clase, cada estudiante debía hacer un avión de papel siguiendo un tutorial de youtube, al final de la misma tirarían sus aeroplanos para comprobar que, a pesar de haber recibido la misma información para realizarlos, cada uno de ellos tenía unas características y que por lo tanto, su vuelo sería diferente, una bonita metáfora de lo que ocurre en el interior de nuestras cabezas.


Dicho todo esto, queda hacer un último apunte, la neurodidáctica relaciona también esa creación de emociones con otras características del entorno, la distribución del aula, la iluminación, los colores y un sin fin de factores que la mayoría de los centros no reúnen a día de hoy. Con esto no vengo a quitar la esperanza de un posible cambio que se adapte a la realidad y las verdaderas necesidades de la clase, pero creo que es importante hacer comprender que nuestro cerebro no solo necesita alimentarse a base de datos, fechas o números y que debemos concienciarnos como futuras docentes de la importancia de crear un clima que favorezca esta "nueva forma de aprender".


 
 
 

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