Evaluación no es sinónimo de trauma
- ecruz2017
- 18 dic 2017
- 2 Min. de lectura

Llegamos al último post sobre las sesiones de Innovación educativa y TICS. Repasar todo lo que hemos ido echando a la mochila del conocimiento y reflexionar sobre para qué nos ha servido es importante.
Una pretensión bastante parecida a esta, es la que tiene la temida palabra evaluación, cuya segunda acepción en la RAE la define como "Valoración de conocimientos, actitud y rendimiento de una persona o de un servicio".
Esta palabra produce escalofríos tanto a la parte docente como al sector del alumnado, pero, ¿por qué hacer de la evaluación un tránsito tan temido? Quizás porque si echamos la vista atrás y pensamos en el momento en que se pronunciaba la palabra examen o notas, recordemos el nudo que se esbozaba en nuestra garganta. Puede que la trayectoria y experiencia personal no sean positivas al recordar esto, no obstante, como todo en la vida, no existe una única manera de llevarlo a cabo y esta puede ser una oportunidad para demostrar que hay otros caminos menos traumáticos para apreciar que el verdadero significado de evaluar, no es únicamente obtener una marca numérica en el expediente. De hecho, eso debería ser "lo de menos". Como hemos ido viendo a lo largo de esta asignatura, el aprendizaje es un camino en sí, al igual que en los viajes vamos escribiendo notas, tomando fotos o coleccionando souvenirs para mantener el recuerdo de ese viaje lo más vivo posible, los exámenes, pruebas o como queramos llamarlo sean, tal vez, la traducción de esa metáfora. Y aquí podemos tener la clave de la evaluación, entender que la pretensión de ésta es saber lo útil que a nivel personal nos ha sido ese trayecto, ese caminar.
Por si esto no fuera suficiente, debemos señalar que evaluación y examen final no tienen porqué ir unidos. La prueba escrita que acaba en nuestras manos con una marca numérica y tachones en rojo (generalmente asociados al fallo o lo prohibido), no es el único modo de saber cuál ha sido nuestra trayectoria de aprendizaje en una asignatura. Las evaluaciones continuas, la participación en clase, el debate, los juegos de preguntas tipo kahoot o socrative, la rúbrica (en la que alumnos y alumnas conocen previamente los puntos sobre los que tendrá mayor peso la calificación) son opciones alternativas que no se centran en la memorización de contenidos y que pueden incluso añadir una parte lúdica y creativa. Además de estas alternativas, otro dato curioso es que la evaluación no tiene que tener el peso únicamente en el profesor o profesora, la autoevaluación o la coevaluación entre compañeras es otra fórmula para realizar esta tarea en la que además existe una reflexión o incluso la autocrítica.
Como vemos a lo largo de estas líneas, debemos quitarnos ese miedo y empezar a enfrentarnos a la evaluación con otro carácter, de una manera positiva y práctica que nos recuerde que el mundo no se acaba cuando no sometemos a una valoración y que lo que realmente suma es todos los conocimientos que se quedan con nosotras y que nos serán útiles en algún momento de nuestras vidas
Yorumlar